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Real Sociedad y Manchester United dejan la resolución de la eliminatoria para Old Trafford | Fútbol | Deportes


Acabó como una moto, mejorada tras los cambios, pero la Real no lo pasó bien durante gran parte del partido. Delicado como está en lo futbolístico y en tantas cosas más, el Manchester United al menos trata de aplicar un plan. Lo promueve Rubén Amorim, un técnico que busca la profundidad sin mayor retórica y marca su dictado a partir de unos laterales incisivos que se descuelgan de una zaga de tres centrales. La idea no acaba de plasmarse en las Islas, seguramente porque el nivel de la mayoría de los futbolistas desmerecen de la historia del club. Pero en Anoeta jugaron su mejor partido en mucho tiempo ante una Real que también luce con bastantes andamios. Firmaron tablas (1-1) y todo se decidirá en Old Trafford.

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Álex Remiro, Aritz Elustondo (Jon Aramburu, min. 62), Nayef Aguerd, Igor Zubeldia, Aihen Muñoz, Luka Sucic (Jon Olasagasti, min. 87), Beñat Turrientes (Pablo Marín, min. 62), Brais Méndez, Mikel Oyarzabal, Takefusa Kubo (Sheraldo Becker, min. 80) y Ander Barrenetxea (Orri Óskarsson, min. 62)

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André Onana, Matthijs de Ligt, Noussair Mazraoui, Leny Yoro (Victor Lindelöf, min. 87), Diogo Dalot, Patrick Dorgu, Casemiro, Bruno Fernandes, Joshua Zirkzee (Toby Collyer, min. 87), Alejandro Garnacho (Christian Eriksen, min. 77) y Rasmus Højlund

Goles
0-1 min. 56: Joshua Zirkzee. 1-1 min. 69: Oyarzabal

Arbitro Ivan Kruzliak

Tarjetas amarillas
Zubeldia (min. 48), Bruno Fernandes (min. 55)

El United dominó sin balón. Apretó a la Real en la presión y convirtió el partido en indescifrable para los chicos de Imanol Alguacil, que además echaron de menos a su faro en el mediocampo. Zubimendi no pudo alinearse debido a una gripe. Y sin él se enfermó todo el equipo.

Siempre se añora al que falta, pero el caso es que a la Real le tapiaron las salidas. El técnico llamó a Turrientes para jugar en la cabeza del área. A la hora de partido le reemplazó por Pablo Marín. Ninguno es un especialista en esa posición. Tampoco fue el único de un equipo superado que concedió un gol a los 57 minutos, pero pudo haberlo recibido antes. Apuntó Bruno Fernandes antes del descanso, en un exuberante ataque visitante que Elustondo sacó bajo palos. El portugués tomó la manija y repartió juego, activó sobre todo a Dalot y Dorgu, que explotaron los flancos. Garnacho dejó pasar varias opciones de gol antes de que anotase Zirkzee tras pase del argentino nacido en Madrid. Fue el premio a una transición en la que el United supo ocupar zonas de remate.

La Real no tenía la llave del partido. En el minuto 70 no había logrado colocar un remate entre palos. Pero de manera inopinada a la salida de un córner Bruno repelió la pelota con el brazo. El videoarbitraje llevó a Oyarzabal al punto de penalti y allí no hubo perdón. El ambiente, que parecía deprimido ante la superioridad visitante, entró en efervescencia mientras el héroe de la última Eurocopa besaba el escudo de su camiseta.

Con veinte minutos por jugar se abrió una liza diferente a la que compareció Brais Méndez, cuya inmensa clase no se había visto hasta entonces. La Real empezó a ganar duelos, el United sin profundidad de banquillo se adocenó. Amorim buscó control y llamó a Eriksen por Garnacho, pero el partido se convirtió en un ida y vuelta del que pudo sacar fruto sobre todo la Real por mediación de Oskarsson. Pero nada se definió y, visto lo visto, durante algo más de una hora cabe concluir que los donostiarras salieron bien parados. Y el buen epílogo les marca, además, un camino.



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